7 de octubre de 2006: el día que nos casamos!!
Amaneció radiante de sol y con una temperatura magnífica. Y allí estaba yo, vestida en modelo exclusivo de Carliños[1], a bordo del maravilloso Jaguar descapotable del Señor Marino[2] y dispuesta a disfrutar de cada segundo.
Eran las 14:45 cuando el Jaguar hizo su aparición en La Finca El Gasco[3] y me encontré con vosotros. Estabais todos, todos con los que en algún momento Javier y yo hemos compartido alegría, felicidad o tristeza. Todos los que de algún modo estáis dentro de nuestro corazón. Y como no podía ser de otra forma, me llegó la emoción.
Por el saxofón de Alfon[4] y al más puro directo, sonaba Moon River[5], y mientras cada segundo transcurría con gran lentitud (como me había prometido), cogida del brazo de mi padre[6] caminé bajo los árboles por la alfombra roja. Puedo recordar las caras, las expresiones de cariño, de alegría, los guiños, las palabras que me regalasteis en mi pequeño pero saboreado eterno paseillo.
Y llegué junto a Javier, acompañado por Conchita[7]. Nos besamos y le coloqué el cuello de la camisa (como no podía ser de otra forma por eso de ir sin corbata). Y así, con las palabras de Pedro oficiando la ceremonia y las emotivas intervenciones de Nuria[8], leyendo el poema del abuelo Paco, y de Helena[9], Javier y yo intercambiamos anillos (eso sí: de platino).
Luego vino el ágape, el vinito, los postres, el café, las mil fotos…, eran las 19:00 h. y nadie quería abandonar la pradera: había un atardecer inolvidable y las vistas eran increíbles. Nos costó hacer que entrarais al caserón, pero finalmente las copas y el concierto de Los Malditos Mojarras empezaron a dar ambiente dentro. Y así, como si nada, de pronto me ví en mitad de la pista y rodeada de gente. “Esta es la mía!”, me dije, y capturé por sorpresa a un Javier “algo tocadillo ya”, para hacer un baile nupcial a ritmo de rith’m & blues.
Y bailamos[10] ; y reímos; y bebimos, vaya que si bebimos; y salieron dos recenas; y se acabó el ron y tuvieron que ir a reponer; y Javier se descamisó en la pista de baile; y sus primos mantearon a una tía suya; y ardieron la leña y el tronco gordo en la chimenea (muy a pesar de la de la cara de ogro de la vigilante encofiada); y Mabi bajó a lo vedette por la escalera grande; y poco a poco, igual que se apagó el fuego, la fiesta se acabó… Eran pasadas las dos de la madrugada y el cuerpo se rindió. Fueron cerca de doce horas de boda de los que cada día me viene un nuevo instante que conservar y guardar en el recuerdo. Dar mi más cálida y sincera gratitud a todos los que así habéis querido perdurar en mi memoria.
Eran las 14:45 cuando el Jaguar hizo su aparición en La Finca El Gasco[3] y me encontré con vosotros. Estabais todos, todos con los que en algún momento Javier y yo hemos compartido alegría, felicidad o tristeza. Todos los que de algún modo estáis dentro de nuestro corazón. Y como no podía ser de otra forma, me llegó la emoción.
Por el saxofón de Alfon[4] y al más puro directo, sonaba Moon River[5], y mientras cada segundo transcurría con gran lentitud (como me había prometido), cogida del brazo de mi padre[6] caminé bajo los árboles por la alfombra roja. Puedo recordar las caras, las expresiones de cariño, de alegría, los guiños, las palabras que me regalasteis en mi pequeño pero saboreado eterno paseillo.
Y llegué junto a Javier, acompañado por Conchita[7]. Nos besamos y le coloqué el cuello de la camisa (como no podía ser de otra forma por eso de ir sin corbata). Y así, con las palabras de Pedro oficiando la ceremonia y las emotivas intervenciones de Nuria[8], leyendo el poema del abuelo Paco, y de Helena[9], Javier y yo intercambiamos anillos (eso sí: de platino).
Luego vino el ágape, el vinito, los postres, el café, las mil fotos…, eran las 19:00 h. y nadie quería abandonar la pradera: había un atardecer inolvidable y las vistas eran increíbles. Nos costó hacer que entrarais al caserón, pero finalmente las copas y el concierto de Los Malditos Mojarras empezaron a dar ambiente dentro. Y así, como si nada, de pronto me ví en mitad de la pista y rodeada de gente. “Esta es la mía!”, me dije, y capturé por sorpresa a un Javier “algo tocadillo ya”, para hacer un baile nupcial a ritmo de rith’m & blues.
Y bailamos[10] ; y reímos; y bebimos, vaya que si bebimos; y salieron dos recenas; y se acabó el ron y tuvieron que ir a reponer; y Javier se descamisó en la pista de baile; y sus primos mantearon a una tía suya; y ardieron la leña y el tronco gordo en la chimenea (muy a pesar de la de la cara de ogro de la vigilante encofiada); y Mabi bajó a lo vedette por la escalera grande; y poco a poco, igual que se apagó el fuego, la fiesta se acabó… Eran pasadas las dos de la madrugada y el cuerpo se rindió. Fueron cerca de doce horas de boda de los que cada día me viene un nuevo instante que conservar y guardar en el recuerdo. Dar mi más cálida y sincera gratitud a todos los que así habéis querido perdurar en mi memoria.
Agradecimientos para quienes tuvieron una participación especial:
[1] Regalo de bodas de los diseñadores: Jose y Carlos, antiguos amigos de la novia y por supuesto presentes en la boda.
[2] Que también hizo las veces de conductor.
[3] Torrelodones (Madrid).
[4] Mi hermano, escondido tras las cortinas.
[5] Banda sonora de la película Desayuno con diamantes.
[6] El otro Alfonso, en el papel de padrino.
[7] Su madre: la madrina.
[8] La benjamina hermana de Javier.
[9] Mi amiga desde hace veinte años y yo su amiga más antigua, como sus anudadas palabras mencionaron.
[10] A ritmo de la buena música seleccionada por Valdés, amigo telequín de Javier.
6 Comments:
Hola caracolita!!
Pero que reguapa que estabas hombre, y del novio,qué decir que no sepamos.Je,je...
Un besazo desde Madrid pareja!!!!
Bueno, tu tampoco estabas nada mal, eh! Y esa oratoria, ni que decir tiene. A que si Jaime?
Besitos desde Pekín.
Somos Tina y Gonzalo de Finca el Gasco ¿te acuerdas de nosotros?
vaya pringao el del Gasco, no le contestaron. Es un impresentable, al que no le deseo ningún mal, tan sólo que esté tan jodido como lo está ahora.... con su tina por la finca, correteando, a veces creo que se pone hasta a cuatro patas
vaya pringao el del Gasco, no le contestaron. Es un impresentable, al que no le deseo ningún mal, tan sólo que esté tan jodido como lo está ahora.... con su tina por la finca, correteando, a veces creo que se pone hasta a cuatro patas
vaya pringao el del Gasco, no le contestaron. Es un impresentable, al que no le deseo ningún mal, tan sólo que esté tan jodido como lo está ahora.... con su tina por la finca, correteando, a veces creo que se pone hasta a cuatro patas
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