Profesiones curiosas: (1) El hombre semáforo y la mujer stop
Beijing: 25 millones de habitantes circulando. Ya sea en autobús, en coche, en camión, en bici, en carromato, en moto o en triciclo. CAOS! Todos juntos, todos a la vez, y cada cual a lo suyo, a cubrir el objetivo: a ver quien llega primero al cruce y no tiene que frenar. Es una gran carrera de obstáculos!
Pero la gran masa de ciclistas que circula por la extensa y llana capital tiene un impedimento: los hombre semáforo. No contaban con que el gobierno, harto de que se saltaran los semáforos y miles de ciclistas fueran atropellados, creara este puesto de trabajo y plantificara en cada cruce a un hombre vestido reglamentariamente, con su brazalete “oficial” rojo con letras amarillas en el brazo izquierdo (en la foto no se puede apreciar), una gorra, un silbato y una banderita para controlar el trafico ciclista.
Así es que cuando toca parar, el hombre semáforo se coloca en la calzada y agita su banderola roja a la vez que hace sonar el silbato. Su misión es que los ciclistas paren a su altura y esperen a que les de permiso para continuar. Los ciclistas, atónicos, miran a los lados y no saben que hacer. Su objetivo de cruzar a toda costa se les escapa… pero… “no contaban con mi astucia!!” (el Chapulín Colorado). Los ciclistas han aprendido a hacerse los remolones, los despistados y SE SALTAN EL SEMAFORO HUMANO!!. Y es aquí cuando aparece el verdadero reto: el ciclista debe mostrar su destreza y esquivar raudo y veloz los golpes de bandera que intenta propinarle el hombre semáforo, a la vez que indignado le dirige gritos e insultos.
Y es que el pobre hombre semáforo ha perdido autoridad y apenas si es obedecido por los ciclistas.
No le ocurre como a la "mujer stop", que a un solo movimiento de bandera consigue que el conductor de autobús acometa la orden de detenerse para que suban o bajen los pasajeros. ¿Será cuestión de género? jajajajaja... no lo sé, pero ahí las tienen: uniformadas las tres, cada una encargada de un autobús diferente, y bien concentradas en sus tareas.
Así es que cuando toca parar, el hombre semáforo se coloca en la calzada y agita su banderola roja a la vez que hace sonar el silbato. Su misión es que los ciclistas paren a su altura y esperen a que les de permiso para continuar. Los ciclistas, atónicos, miran a los lados y no saben que hacer. Su objetivo de cruzar a toda costa se les escapa… pero… “no contaban con mi astucia!!” (el Chapulín Colorado). Los ciclistas han aprendido a hacerse los remolones, los despistados y SE SALTAN EL SEMAFORO HUMANO!!. Y es aquí cuando aparece el verdadero reto: el ciclista debe mostrar su destreza y esquivar raudo y veloz los golpes de bandera que intenta propinarle el hombre semáforo, a la vez que indignado le dirige gritos e insultos.
Y es que el pobre hombre semáforo ha perdido autoridad y apenas si es obedecido por los ciclistas.
No le ocurre como a la "mujer stop", que a un solo movimiento de bandera consigue que el conductor de autobús acometa la orden de detenerse para que suban o bajen los pasajeros. ¿Será cuestión de género? jajajajaja... no lo sé, pero ahí las tienen: uniformadas las tres, cada una encargada de un autobús diferente, y bien concentradas en sus tareas.
Y es que, a veces, la finalidad del gobierno chino de "dar empleo a todos" genera profesiones un tanto curiosas.
Labels: Profesiones chinas
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