XI’AN – Luoyang – Shaolin (2)
La siguiente parada era Louyang, para lo que teníamos que tomar un tren desde Xi’an. El problema era que ningún taxi nos paraba para llevarnos a la estación. Así es que allí estábamos, en una de las calles principales de la ciudad, tirados en el arcén con la colección de maletas a cuestas. Viendo que se nos echaba la hora encima decidimos recurrir a la opción B: contratar el servicio de los “carromatos motorizados” dirigidos por minusválidos. Así es que de pronto nos vimos subidos en tres cachivaches, con las maletas por encima ya que aquello era increíblemente estrecho. Y la carrera comenzó!! (observen en la foto a la conductora con la muleta y la pegatina de minusválida en el carro)
Los minusválidos al volante se convirtieron en auténticos kamicaces, casi atropellamos a algún ciclista, se metieron por calles en dirección contraria y que se yo… finalmente en un cruce nos pilló la policía y la que se armó!! Dos de los conductores suicidas pudieron dar esquinazo a la poli, dar la vuelta y tomar otro camino, pero el que iba en cabeza volvió a insistir en cruzar por donde estaba la policía a pesar de que estos le hicieron señas para que se fuera. Parece que este suicida era un poco cabezón y quiso ser mas listo que la poli, se saltó el control y ZAS!! Se lió una buena.
Los policías se subieron al coche-furgoneta y a toda velocidad alcanzaron al carromato (con los Galaso y las maletas dentro) y se atravesaron en su camino en plan “trompo”. Uno de los policías salió corriendo del coche y violentamente agarró al minusválido por el cuello de la camisa y le tiró al suelo. Acababa de empezar el espectáculo, al tipo se le iba a caer el mundo encima, le iban a dar una paliza de campeonato… pero descubrimos que estando nosotros delante la policía nos miraba y se contenía en sus modales. Así es que decidimos permanecer allí hasta que dejaran marchar al hombre. Pero no había manera, se lo querían llevar preso y confiscarle en carromato. El hombre estaba agarrado al volante y no se quería soltar por nada del mundo, al fin y al cabo era su herramienta de trabajo y su sustento de vida, si perdía su carromato perdería parte de sí mismo. Además, si se dejaba detener sabía que probablemente le iban a llevar a algún sitio para darle una paliza.
El tiempo se alargaba, cada vez había más chinos cotillas alrededor, el conductor se puso chulito y se fumo un cigarrillo echándole el humo en la cara al policía… y todo esto con la cámara fijada al techo del coche de la policía filmándolo todo. En fin, que después de bastante tiempo el tipo declinó, la poli se lo llevo y todos los chinos nos miraban como si fuéramos los culpables del asunto. Llegamos a la conclusión de que en aquella zona, próxima a la estación, debía de estar prohibido que circulasen este tipo de “vehículos”, probablemente por eso tampoco nos paraba ningún taxi.
Los minusválidos al volante se convirtieron en auténticos kamicaces, casi atropellamos a algún ciclista, se metieron por calles en dirección contraria y que se yo… finalmente en un cruce nos pilló la policía y la que se armó!! Dos de los conductores suicidas pudieron dar esquinazo a la poli, dar la vuelta y tomar otro camino, pero el que iba en cabeza volvió a insistir en cruzar por donde estaba la policía a pesar de que estos le hicieron señas para que se fuera. Parece que este suicida era un poco cabezón y quiso ser mas listo que la poli, se saltó el control y ZAS!! Se lió una buena.
Los policías se subieron al coche-furgoneta y a toda velocidad alcanzaron al carromato (con los Galaso y las maletas dentro) y se atravesaron en su camino en plan “trompo”. Uno de los policías salió corriendo del coche y violentamente agarró al minusválido por el cuello de la camisa y le tiró al suelo. Acababa de empezar el espectáculo, al tipo se le iba a caer el mundo encima, le iban a dar una paliza de campeonato… pero descubrimos que estando nosotros delante la policía nos miraba y se contenía en sus modales. Así es que decidimos permanecer allí hasta que dejaran marchar al hombre. Pero no había manera, se lo querían llevar preso y confiscarle en carromato. El hombre estaba agarrado al volante y no se quería soltar por nada del mundo, al fin y al cabo era su herramienta de trabajo y su sustento de vida, si perdía su carromato perdería parte de sí mismo. Además, si se dejaba detener sabía que probablemente le iban a llevar a algún sitio para darle una paliza.
El tiempo se alargaba, cada vez había más chinos cotillas alrededor, el conductor se puso chulito y se fumo un cigarrillo echándole el humo en la cara al policía… y todo esto con la cámara fijada al techo del coche de la policía filmándolo todo. En fin, que después de bastante tiempo el tipo declinó, la poli se lo llevo y todos los chinos nos miraban como si fuéramos los culpables del asunto. Llegamos a la conclusión de que en aquella zona, próxima a la estación, debía de estar prohibido que circulasen este tipo de “vehículos”, probablemente por eso tampoco nos paraba ningún taxi.
Labels: Viajando por China
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