WU: mi ángel de la guarda.
Os presento a Wu. Él es la persona encargada de conducir nuestro coche y de llevarnos a cuantos sitios necesitemos: al trabajo, de compras, de turismo, a cenar… Wu tiene 40 años, está casado y tiene una hija (Lucy) de 5 años, que algunas veces se ha venido con nosotros de excursión.
Wu lleva con nosotros desde que llegamos, es decir, 2 años y se ha convertido en mi ÁNGEL DE LA GUARDA. Como ya os podréis imaginar casi es la persona con la que más tiempo paso y cuida bastante de mí cuando voy sola por la ciudad.
Todavía recuerdo el día que quedé con Atila en la tienda de electrónica para comprar una cámara de fotos como regalo de cumpleaños de Javier. Por supuesto el asunto era secreto, así es que Atila y yo decidimos encontrarnos a la hora de almorzar. Le dije a Wu que me llevara, pero de camino Atila me llamó al móvil para decirme que se retrasaría algo y ahí fue cuando Wu, muy sutilmente, se percató de que había quedado con él. Así es que cuando estaba esperando a Atila sentada en un banco a la puerta de los grandes almacenes, de pronto descubrí a un Wu medio escondido entre los árboles observándome. La cosa fue graciosísima, sin duda estaba pensando que quizás yo le estaba poniendo los cuernos a “su jefe”. Pero el asunto fue a más, cuando una vez dentro de la tienda de cámaras, mientras Atila y yo negociábamos el precio, de repente apareció Wu como el que no quiere la cosa, jajajajaja, todavía puedo ver la cara que puso Atila (“pero que hace éste acá?”). “Calla, calla”, le contesté yo, “que se debe de creer que tú y yo tenemos algo”, jajajajaja. Fue buenísimo!!! Ahí fue cuando le contamos la historia del regalo para Javier y que era un “mimi” (secreto).
Así es Wu, siempre observándolo todo y cuidando de las situaciones. Más de una vez le he visto a lo lejos, siguiéndome en plan guardaespaldas camuflado, en algunos sitios “algo chunguillos” en los que me he metido sola, y cuando me bajo del coche, siempre me dice “ve con cuidado, ve con cuidado”, en su perfecto inglés achinado.
Que esa es otra. Escuchar como nos comunicamos tiene que ser una risión, y es que él habla muy poquito inglés, y yo muy poquito chino… nuestras conversaciones son totalmente surrealistas… Pero ese es otro tema del que hablaremos otro día.
Labels: Historias con mi driver
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